jueves, 20 de marzo de 2014

3er intento

La censura vaya que ha cambiado y evolucionado con el tiempo, llevada de la mano con el hombre causando miles de retrasos y retrocesos con medidas monstruosas, como dijo Jonathan Swift: “La censura es el impuesto que paga el hombre a la sociedad por ser eminente”. Que hasta el ahora, presente ha estado ésto y, secando la mente de personas inocente, más seca quedaba la dignidad del que lo causa. Después de la Segunda Guerra Mundial tras las miles de muerte de inocentes, destrucciones eminentes y el miedo que dejo en la gente dio un libre camino al manejo inadecuado de la información, llevándola a hechos incorrectos. Ideas incorrectas. Personas incorrectas. Con ideas que chocaban con otras y los nervios de punta, los gobiernos se batieron en una lucha por dominar y establecer sus ideales, sus leyes, su gobierno. Limitando a la expresión que manifestaba los puntos de vista de muchas personas, que atentaban a sus ideales y objetivos. Castigandolos con muerte o la exilación , o castigando a sus obras como sucedía mucho en esa época, viviendo de mentiras y mentiras que vivían, la gente quedaba en ignorancia. Pero más ignorancia tenía el que las generaba. Si bien expresar las ideas te destacaba en la sociedad de escombros, pero informar a los demás de hechos crueles que habían  sucedido, te era un punto fácil para los castigos que imponían. Una obra que hablé con verdad desde un punto de vista puede tener un impacto en la sociedad, o no. Textos que criticaban acciones o exponían verdades, tendrían una gran conmoción en el pueblo, que en la sociedad marcada por guerras que se generaban una tras otra. Las personas no se limitaban, no se quedaban calladas y decían lo que pensaban, “Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la Primavera” decía Pablo Neruda. ¡Y tampoco podrán detener la libre expresión!

Octavio Paz nos dice: “Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo, del miedo al cambio” y vaya que los gobiernos, regímenes y religiones lo han dejado claro. Personas que quieren mantener su imagen de líder fueron consumidos por este miedo y traduciendo falsamente obras o censurando por completo a otras, lo dejan en claro, muy en claro. Con la reorganización de los gobiernos y los constantes cambios de lideres, la gente no estaba completamente informada. Las potencias ricas y organizadas brillaban con los países marcados y dañados por las guerrillas, claro, ninguna tenía el honor de excluirse de esto. En el auge de la tecnología hasta la actualidad, ha dejado que las personas pueden aprender con menos restricciones, pero la censura siempre presente, aún limitando cruelmente a personas con una gran curiosidad las dejan a medias. Citando nuevamente a Octavio Paz, expresa: “Sin democracia la libertad es una quimera” y mucho sentido tiene. En las ultimas décadas las religiones y gobiernos enteros omiten y prohíben libros, textos o pinturas cuya relevancia afecte a su reinado. Y de opinión cambien las personas debido a esto, pero Mahatma Gandhi menciona “Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena”, no hay que callar a la gente que ve las cosas con verdad y un punto de vista diferente al que la sociedad encerrada se opone, por tabúes o prejuicios. Siempre es bueno escuchar. Con ejemplos como Nada de Janne Teller, o Un mundo feliz de Aldous Huxley han sido victimas del degrado hasta el punto de ser ignorados para que la gente nunca encuentre el contenido que tienen. Hay que dejar que las personas se expresen y como lectores escucharlas y leerlas. Porque hay que pensar “Trata de no censurar, porque todos somos pecadores” como nos dice William Shakespeare.

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